lunes, 5 de julio de 2010

Ca3(PO4)2

Lo que más me reconcilia con mi propia muerte es la imagen de un lugar: un lugar en el que tus huesos y los míos sean sepultados, tirados, desenterrados juntos. Allí estarán desperdigados en confuso desorden. Una de tus costillas reposa contra mi cráneo. Un metacarpio de mi mano izquierda yace dentro de tu pelvis. (Como una flor, recostado en mis costillas rotas, tu pecho.) Los cientos de huesos de nuestros pies, esparcidos como la grava. No deja de ser extraño que esta imagen de nuestra proximidad, que no representa sino mero fosfato de calcio, me confiera un sentimiento de paz. Pero así es. Contigo puedo imaginar un lugar en donde ser fosfato de calcio es suficiente.

Del libro Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos, del escritor británico John Berger [1926- ].

4 comentarios:

  1. Después de leer el trocito que colgaste ayer he ido a la biblioteca a buscar el libro, pero no lo tienen. Después de leer lo que acabas de colgar, haré un recorrido de las librerías madrileñas hasta encontrarlo. Definitivamente, creo que va ha merecer la pena. π

    PD: no sabes lo que me gustaría estar en tus zapatos ahora mismo: perderme por las calles del Cairo, comer en un pequeño restaurante algo que no sepa lo que es pero que haya pedido solo por la pinta estupenda que tiene y hasta tropezarme en las calles mal pavimentadas. ¡¡¡Ayyyyy, que envidia mas mala!!!!

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  2. la mentiras tienen las piernas muy cortas...

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  3. ¿quién escribe esto de las mentiras y las piernas cortas...?
    ¿de qué va...? ¿alguna pista...?

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  4. Creeme, no quieres saberlo... aunque me encantaría equivocarme (pero esta frase ya la he oído antes). Las cosas son siempre mas fáciles desde el anonimato. Sorry :( π

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