martes, 25 de septiembre de 2012
jueves, 20 de septiembre de 2012
Un lugar donde aprender (seguimos)
Ya empezado el nuevo curso, he arrancado de nuevo con mi proyecto sobre colegios y escuelas Un lugar donde aprender.
He rehecho el documento en el que explico el proyecto corrigiendo algunos textos para que se entiendan mejor, añadiendo información y fotos, y maquetándolo para que sea más fácil de leer.
Si te interesa puedes descargarlo de aquí.
Por supuesto se admiten (y serán extraordinariamente bien recibidas) cualquier tipo de opinión, crítica, comentario, difusión y colaboración.
¡¡¡ Gracias !!!
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un lugar donde aprender
los tiranos
Hay cosas que no pierden actualidad. Aunque este texto haya sido escrito hace más de dos mil trescientos años parece que estuviera comentando el telediario de esta mañana, o el de hace un par de días, o el de mañana...
Estos procedimientos y otros semejantes son propios del tirano y son los defensores de su poder, y no les falta maldad alguna. Todos ellos, por así decirlo, quedan comprendidos en tres especies. La tiranía, en efecto, tiende a tres objetivos: uno, que los súbditos piensen poco (pues un apocado no podría conspirar contra nadie); en segundo lugar, que desconfíen unos de otros (pues la tiranía no se derriba hasta que algunos ciudadanos confían en sí mismos; por eso también luchan contra las clases superiores considerándolas nocivas para su poder, no sólo porque no se resignan a ser gobernados despóticamente, sino también porque son leales a sí mismos y a los demás ciudadanos y no acusan ni a los suyos ni a los demás). Y en tercer lugar, la imposibilidad de acción (pues nadie emprende lo imposible, de modo que la tiranía no se derriba si no se dispone de fuerza).
Así pues, estos son los tres fines a los que tienden las intenciones de los tiranos, pues todas las medidas tiránicas conducen a esos principios fundamentales: que no se fíen unos de otros, que no tengan fuerza y que sean humildes.
De la Política de Aristóteles [384 a.C. - 322 a.C.].
Estos procedimientos y otros semejantes son propios del tirano y son los defensores de su poder, y no les falta maldad alguna. Todos ellos, por así decirlo, quedan comprendidos en tres especies. La tiranía, en efecto, tiende a tres objetivos: uno, que los súbditos piensen poco (pues un apocado no podría conspirar contra nadie); en segundo lugar, que desconfíen unos de otros (pues la tiranía no se derriba hasta que algunos ciudadanos confían en sí mismos; por eso también luchan contra las clases superiores considerándolas nocivas para su poder, no sólo porque no se resignan a ser gobernados despóticamente, sino también porque son leales a sí mismos y a los demás ciudadanos y no acusan ni a los suyos ni a los demás). Y en tercer lugar, la imposibilidad de acción (pues nadie emprende lo imposible, de modo que la tiranía no se derriba si no se dispone de fuerza).
Así pues, estos son los tres fines a los que tienden las intenciones de los tiranos, pues todas las medidas tiránicas conducen a esos principios fundamentales: que no se fíen unos de otros, que no tengan fuerza y que sean humildes.
De la Política de Aristóteles [384 a.C. - 322 a.C.].
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miércoles, 19 de septiembre de 2012
martes, 18 de septiembre de 2012
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