domingo, 12 de septiembre de 2010

demasiadas cosas...

[...] Industrias tan diversas como la automovilística, la química o la farmacéutica se han resentido en los últimos años debido a la creación de una enorme capacidad de producción excesiva. Cada empresa gigante intenta ganar una ventaja temporal realizando inversiones en tecnologías de vanguardia con una aportación mínima de mano de obra.
Como consecuencia, hay
demasiadas fábricas notablemente eficientes que producen demasiados bienes para demasiados pocos compradores solventes. Las empresas, al mismo tiempo que despiden a sus trabajadores, reducen la plantilla de sus clientes. No se ha encontrado aún nada que sustituya la sabiduría de Henry Ford: paga a tus trabajadores lo suficiente como para que puedan comprar tus coches.
Dado que es matemáticamente imposible vender todos los automóviles (y muchos otros productos) que se producen actualmente, es obligado que se produzcan reorganizaciones importantes, pese a lo cual las empresas siguen cerrando modernas fábricas para construir otras aún más modernas en otro lugar, generalmente contratando a menos trabajadores a los que pagan también menos.


Informe Lugano (1999) de Susan George [1935- ]

No hay comentarios:

Publicar un comentario