lunes, 8 de marzo de 2010

8 de marzo

Ayer por la mañana pasé por la Castellana y vi de lejos la mani contra el aborto.
Una mani que de paso vale también para despellejar a ZP, sacar las banderas con la gallina, hablar del paro y el terrorismo y prestar un micro al padre de Mari Luz para que pida la cadena perpetua...
Todo junto y bien revuelto.
Hoy los periódicos hablan de entre 10.000 y 600.000 personas (sic).
El control de la natalidad es uno de esos logros básicos para la libertad y la igualdad de las mujeres respecto a los hombres. Se responde a esos logros desde la intransigencia y la intolerancia de la religión.
En la mani much@s niñ@s, como si fueran ell@s quienes corren peligro.

Por la tarde, en el Teatro Español, La casa de Bernarda Alba. Montada por un grupo de mujeres de Sevilla. Gitanas. Analfabetas.
Emocionante: el teatro dignificando a mujeres que cuentan, quizá sin ser conscientes del todo, una historia que pertenece a sus propias vidas.

Por la noche, en la tele, veo un trozo de I love Escassi.
Un paso atrás.
Rancio. Cutre. Machista.
Un pijo poniendo cara de bueno al que tienen que seducir un grupo de mujeres que se despellejan unas a otras. El premio parece que es él mismo. Deprimente.
El debate, un griterío lleno de lugares comunes, comentarios chabacanos y desprecio hacia las mujeres que han entrado en ese juego...

Y de madrugada, el primer óscar a una mujer, Kathryn Bigelow, a la mejor dirección, por la peli En tierra hostil.

Una de cal y otra de arena...
Ahí seguimos... queda camino...

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