viernes, 22 de enero de 2010

un euro

Ayer me ocurrió una de esas cosas que ni mucho menos son trascendentales, pero que me parecen pequeñas señales de que algo no marcha bien...

Lo cuento aquí en versión más o menos resumida: me he comprometido con la gente del curso a copiar unos deuvedés con documentación para llevarlos hoy a clase. Ayer tenía que comprar los discos porque no tengo suficientes en casa y, como me pilla de paso, entro a media mañana en la FNAC de Callao.
Cojo un paquete de 10. El cartelito pone 18.95 €. Me acerco a la caja. Pago con un billete de 20. La chica que me atiende me devuelve cinco centimillos. Miro el tique y veo que me ha cobrado 19.95. Le digo que debe haber un error. Nos acercamos al expositor y efectivamente pone 18.95. Me dice que debe haber subido pero no han actualizado el cartel del precio. Volvemos a la caja. Yo cuento con que va a imprimir un tique nuevo y me va a dar un eurillo. Pero sin embargo me mira como diciéndome... y ahora qué hacemos... Yo le pregunto justamente eso, ahora qué hacemos. Y ella me cuenta que no me puede devolver el euro así como así. Que tengo que ir a otra caja en la que me atenderá otra compañera que me hará la devolución del producto, me dará un vale de devolución y con ese vale tengo que volver a venir a su caja y volver a comprar de nuevo la cajita de deuvedés, otra, esta vez al precio bueno.
Sorprendido, me acerco a la otra caja. Espero. La chica cuando me ve junto al mostrador, taciturno, contrariado, me dice que tengo que coger número. Lo cojo. El 15. Está atendiendo al 11.
Hace rato que el asunto me está pareciendo más absurdo de lo que me apetece a esas horas. Pienso que al fin y al cabo es sólo un euro y que no sé si merece la pena la espera. Pero me jode que el eurillo se lo quede la FNAC en vez de que vuelva al fondo común que hemos hecho en clase...
Así que espero.
12. 13. 14. Y 15. Me toca. Le cuento. Teclea, imprime un par de papeles, grapa tiques, pega uno de los papelitos en el paquete de deuvedés que coloca en una estantería de productos devueltos, y me acompaña a la primera caja.
Y la primera chica me da una nueva cada de deuvedés, me vuelve a cobrar, me vuelve a dar un nuevo tique, y me devuelve de paso el eurito de diferencia.

2 comentarios:

  1. Creo que claramente es una señal de que algo no anda bien, porque además es demasiado común.
    Ahora te pregunto,¿nos limitamos a contarlo o hacemos algo, por pequeño que sea, para intentar cambiarlo?
    Siempre tocando las narices.
    TequiereFer.

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  2. Pues estaría bien "hacer algo, por pequeño que sea, para intentar cambiarlo"... aunque no tengo muy claro qué.
    Quien ha montado toda esa estructura absurda, insostenible, cara e ineficiente lo ha hecho a conciencia y se ha molestado bastante en hacer muy impracticables los intentos de desmontarla.
    Cuando me pasó esto pensé en pirarme y pasar del eurillo, pero esa solución me jodía.
    Pensé en protestar a las chicas que me atendieron, pero ellas no son las responsables y les parecía todo tan idiota como a mi.
    Pensé en pedir una hoja de reclamaciones, pero era echar aún más tiempo y, la verdad, con poca confianza en que fuera a ser útil...

    Se admiten sugerencias...

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