viernes, 12 de julio de 2013

el talento

[...] "No, Mario, tú qué vas a tener talento. Tú lo que tienes es suerte. Me pondré como ejemplo, ¿de acuerdo? Yo no he hecho nada en mi puta vida. Nada de nada, ¿entiendes? No he ganado ni un premio en la escuela ni he tenido nunca un trabajo en el que alguien me considerara competente. Se me daba mal jugar al fútbol, se me daban mal las mujeres y la verdad es que no recuerdo ni una sola cosa que no se me diera mal. Hasta tomar fotos se me da mal, como habrás comprobado. Sin embargo, sé que tengo talento. Si hubiera nacido en otro año, pongamos 1970, y en otro país (yo qué sé: Libia) y en una familia completamente distinta a la mía (o sea, feliz), quién sabe lo que hubiera pasado conmigo". "¿Me estás hablando de oportunidades, de gente con dinero que da a sus hijos lo que otros no pueden?". "Qué va, Mario, no seas tan político. Vamos a ver: ¿has montado a caballo alguna vez en tu vida?". Lo cierto era que sí, pero preferí negarlo con un movimiento muy marcado de la cabeza. "Pues yo tampoco, y a lo mejor montar a caballo era lo mío. Y a eso voy. Cómo saber que no soy el mejor jinete de la historia de la Humanidad si no me he montado nunca en un caballo". "Pues móntate". "Que no, Mario, que no es eso. Quien dice un caballo dice una raqueta de tenis, o una guitarra o cocinar. Hay medio millón de cosas que un hombre puede hacer en su vida, y apenas llegamos a probar cien, o mil. ¿Qué pasa con las otras cuatrocientas mil? ¿Acaso es tan difícil que una sola cosa, una entre cuatrocientas mil, se nos dé de maravilla? Es más: seguro que hay personas ya muertas que hubieran sido auténticos fenómenos en disciplinas o trabajos o habilidades que en su época ni siquiera existían. Piensa en todos los siervos de la Edad Media que seguramente le hubieran dado a la pelota mejor que Maradona. O en hombres ya enterrados que hoy en día harían avanzar la informática. Seguramente el mejor director de cine de todos los tiempos no vio en su vida una película. Y hasta se me ocurre que alguien que destacó en algo hubiera sido mucho mejor en otra cosa si no hubiera creído que ese algo era lo que se le daba de veras bien". Sonrió. [...]

De la novela El talento de los demás, del escritor segoviano Alberto Olmos [1975- ].

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